martes, 8 de octubre de 2013

Mi relación con el Universo.

Como os prometí, hoy os voy a contar los “tira y afloja” que nos traemos el Universo y yo. Desde que tengo uso de razón el universo ha estado pateándome el trasero continuamente, dificultando cualquier plan de futuro que tuviera (o de presente... de niños ya se sabe!). Por su culpa no pude planificar como yo hubiera querido mis estudios, ni mi futura casa, ni mis trabajos, ni un largo etcétera. Sí es cierto que con el tiempo yo le sacudí varios reveses, consiguiendo cosas mejores que las que pretendía en los primeros intentos.

Pero yo no veía al Universo como enemigo... No hasta el año pasado, cuando decidimos comenzar la búsqueda del bebé, momento en que yo ya empecé a verlo de otra forma... Pasaban los meses y nada, todo el mundo alrededor lo conseguía (“sí, ha sido a la primera”, aaarrrggg) y eso poco a poco me fue minando, me quitó la alegría, lo que más deseábamos no llegaba. ¿Cómo iba yo a conseguir algo a la primera? Imposible...

El mes que llegó el positivo (10 meses después) todo esto se olvidó, yo perdoné al Universo, pero él es rencoroso y más tarde se vengó quitándome lo que más quería, a mis dos angelitos. Pero no se conformó con eso, noooo. Lo preparó todo para que el equipo médico que me atendió tampoco consiguiera nada a la primera. Un mes más tarde tuve que volver a que me extirparan un pólipo placentario. Sí amig@s, no me hicieron legrado y los restos que quedaron se convirtieron en un pólipo sangrante. ¿Cómo me iba yo a quedar bien a la primera? Imposible...

Tras esta “experienciademierda” nos volvimos a poner manos a la obra y.... ¿Cómo iba yo a quedarme a la primera? Imposible... ¡Pero! Este mes estoy provocando al destino, intentando maniobras de distracción... Me compré un lote de ibéricos (prohibidísimos, no he pasado la toxoplasmosis), me he tomado mis cubatillas, en fin, me he relajado un poco (claro está, sin abusar demasiado) y ahora os lo cuento confiando en que el Universo esté un poco despistadillo (aunque si no lo lee aquí lo leerá en mi cabeza).

Mi vida no ha sido fácil del todo, aunque tampoco la considero traumática, pero nunca me he venido abajo, aunque he de reconocer que estuve a punto después del aborto. No encontraba la salida y me faltó muy poco para dejar de buscarla, pero tengo a mi lado a una persona maravillosa que no me dejó caer y que me ayuda a diario en la batalla contra el Universo. Aún hoy tengo mis momentos de angustia, pero yo creo que cualquier persona que haya pasado por un aborto los tiene, al fin y al cabo es una vida (o dos, como es mi caso) que se llevaba dentro y que se acaba, dejándote un vacío que no se va a llenar nunca.

Sólo espero que sea éste el mes en que pueda gritar que hay una nueva vida gestándose dentro de mí y darle así un “zas en toda la boca” a este Universo mamón que tanto se ríe de mí.

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