martes, 1 de julio de 2014

Lactancia materna, ¡ese gran reto!

Si no fuera porque sé que es lo mejor para bollito y porque hay algo dentro de mí llamado a la vez instinto y hormonas, ya habría tirado la toalla y guardado la teta hace un par de semanas. Y es que a pesar de que me encanta tenerla pegadita a mí comiendo de la tetita de su mami, desde la llegada al mundo de la peque hemos pasado por varios baches.

El primero de todos en el momento del nacimiento. Nada de piel con piel en el momento inmediato al parto, arrancada de mis brazos casi nada más sentirla y sin dejar que haga un reconocimiento de su mami y explore para encontrar su fuente de alimento. Pero en cuanto a la lactancia lo peor vino cuando la volvieron a poner junto a mí y sin ningún miramiento una enfermera me estrujó la teta y la metió a presión en la boquita de piñón de mi niña. Ahí aparecieron los primeros problemas, las temidas grietas. Es lo que pasa cuando se hacen las cosas con prisas... A tirar de pezonera y purelan ¡qué doloroso fue alimentar a mi pequeña los primeros días! No conformes con esto, para contribuir un poquito más a cargarse la lactancia, la segunda noche suplementaron con biberones porque decían que se iba a deshidratar porque casi no tenía calostro y yo, ingenua novata consentí! Menos mal que mi bollito no es de tetinas y no admite biberón (aunque el primero se lo zampó) ni chupete...

Y hasta aquí la primera parte de la historia.

Una vez en casa, la cosa no mejoró mucho... Bollito seguía sin abrir bien la boca por lo que no enganchaba bien, agravando el problema de las grietas. Para colmo, con la subida de la leche tuve obstrucciones y no salía del todo bien, por lo que esa semana mi bollito no cogió peso. Fue gracias a la matrona que me siguió el embarazo por la que vi la luz. Gracias a su ayuda dejé pezoneras y purelán aparcados después de una semana y la peque por fin comenzó a engordar.

Esta es la segunda parte.

Y sumado a todo esto está la alta demanda de alimento de mi pequeñaja! Por el día aguanta dos horas a duras penas, por las noches , las noches buenas, empieza a aguantar tres horitas, pero entre medias hay dias que puede estar horas enganchada casi sin descanso, cosa que me desgasta muchísimo, sin contar con la nula relación de pareja que tengo con mi marido...

En fin, espero poder superar esta fase de bollito, que se regulen las tomas, para así poder disfrutar de este gran reto que es la lactancia materna.

4 comentarios:

  1. Chiqui, para una niña de poco más de un mes, lo que cuentas no está nada mal, se parece al ritmo de tomas de mi niño, que tiene 4! Así que ánimo y lo estás haciendo muy bien! Luli

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    1. Hola Luli! He intentado contestarte unas cuantas veces desde el móvil pero no he conseguido publicarlo! El ritmo cada dos horas no era lo que más me preocupaba, aunque también cansa, es que al dolerle la barriga por los gases pedía tetita para aliviarse y cuanto mas comía, más le dolía y más pedía. Vamos, la pescadilla que se muerde la cola! Hemos estado hasta 10 horas enganchadas! Gracias a dios eso pasó y ahora sí se puede decir que empiezo a disfrutarlo, aunque aún queda algún pero... jeje. Muchas gracias por los ánimos! Cualquier cosa viene bien en épocas de desesperación!

      Besotes!

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  2. Aaayyysss los comienzos con la lactancia son siempre muy duros. Pero piensa que despues la recompensa sera grande y podras disfrutar muuucho con ella.
    Animo!!

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    1. Ay si son duros! Pero ya vamos encauzando la situación. Poco a poco nos vamos conociendo y aguantándonos mutuamente, jeje. Y cuando estás hecha un mar de dudas qué bien vienen los grupos de apoyo a la lactancia! Aunque el primer empujón se lo debo a la matrona.

      Gracias por los ánimos y muchos besotes!

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